“DIGNITAS INFINITA”: UN ALDABONAZO DE DIGNIDAD.

Con este título nos ha ofrecido la tarde del jueves 12 de diciembre una conferencia el profesor Julio L. Martínez sj, de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid).

Ha pretendido acercarnos a este documento de la iglesia sobre la vida humana, a partir de la idea de dignidad. El profesor ha insistido en la oportunidad y el carácter certero del documento: oportuno, porque el pronunciamiento, sin ser novedoso, se hace en tiempos donde un nuevo nihilismo va transmutando valores difuminando y anulando diferencias; y también porque se produce tras el 75º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos humanos. Acertado, porque, tras los fundamentos, recoge los asuntos principales del magisterio moral del papa Francisco, dejando patente la ética coherente de la vida que defiende la Iglesia, sin polarizaciones ni tergiversaciones.

Se trata de una teología en diálogo con la filosofía y también con otras ciencias: Sobre la base de la antropología teológica donde sustenta la comprensión de la dignidad, el documento incorpora datos de la razón filosófica plural haciendo que entren en diálogo con la revelación.

Ha insistido en que aparecen dos ejes principales de la teología de la dignidad:

•             la teología de la creación “el ser humano creado a imagen y semejanza de Dios” para vivir en plenitud en relación con Dios, con el prójimo y con la naturaleza,

•             la teología de la redención: no abandonado a su suerte, sino salvado por la entrega kenótica de Jesucristo (encarnación y cruz) culminada en la resurrección.

Insistiendo en la estructura relacional de la persona: los vínculos piden tener en cuenta diversas dimensiones de relación constitutiva, que se convierten en cauces de expresión de la dignidad. El ser humano corresponde a esta dignidad suya a través de su responsabilidad en el presente abierto radicalmente al futuro, preparando un mundo habitable para las futuras generaciones (la clave de la sostenibilidad).

Por último, ha destacado varias características que sobre las que incide el documento:

  • La verdadera libertad es signo eminente de la dignidad: “Lo que verdaderamente cuenta es lo que el hombre es más que lo que tiene” (GS 35). Y tal realización pide darse en libertad: “Sólo en libertad el hombre puede dirigirse hacia el bien” (GS 14, 16). La dignidad incluye la libre autodeterminación o autonomía, que no se opone ni contradice la dependencia creatural del ser humano respecto de su Creador. Dios y el hombre no son competidores; al contrario, la libertad del ser humano como criatura se sostiene y potencia por la libertad creativa de Dios.
  • Coherencia ética: personalismo y no emotivismo: salvaguardando las características específicas de cada ámbito de la moralidad, DI llama a hacia una mayor correlación en la manera de abordar las diversas problemáticas morales.
  • Derechos humanos universales fundados en la dignidad humana: La dignidad humana no es derecho en sí, sino condición esencial para la elaboración y construcción de los derechos fundamentales. Los derechos humanos no son capacidades reconocidas socialmente para expresar y realizar preferencias individuales y deseos subjetivos (DI 25). Cuando se desvinculan de los deberes se transforman en armas subjetivas arrojadizas contra los demás. Tampoco son creados arbitrariamente por la sociedad, sino inherentes a la condición humana.
  • Defender la dignidad exige concreción: conciencia de la necesaria concreción social y de la no esencialización de la dignidad (DI 31). Por eso, en la sección 4ª revisa trece violaciones graves de la dignidad –incluidas por expresa petición del pontífice— que lo deja patente. Ese modo de bajar al terreno de lo concreto pertenece al núcleo mismo del Evangelio de Jesucristo y también de la Doctrina Social de la Iglesia desde Rerum Novarum.
  • Y la interconexión de los derechos: integralidad y dignidad: La tradición católica reconoce que los derechos tienen historia y que se han ido aceptando y formulando en un proceso evolutivo –“conciencia progresiva”, dice DI—sometido a tensiones y fluctuaciones donde se ha dado un desarrollo doctrinal para responder con la luz del Evangelio a los signos de los tiempos que van marcando la experiencia humana. Fratelli tutti como Carta Magna de las tareas actuales para salvaguardar y promover la dignidad humana (DI 6).