
«Toda familia es una Historia de Salvación». Este ha sido el título que el jesuita Pablo Guerrero Rodríguez, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas y reconocido por su amplia experiencia en pastoral familiar, puso a la conferencia que pronunció el pasado 6 de febrero en el Centro Arrupe.
Comenzó sugiriendo tres lentes para mirar y entender el magisterio del papa Francisco sobre la familia: Primera lente: ¿Quién es mi prójimo? La pregunta de la parábola del buen samaritano, trasladada al campo del acompañamiento a las familias, se convierte en una interpelación ética: ¿Qué le va a pasar a las familias que están en la cuneta de la doctrina si no nos detenemos para ayudarlas?; Segunda lente: Dios nos invita a curar. El Dios de la ternura y la misericordia nos invita a dar prioridad a las necesidades humanas; Y tercera lente: El amor está sobre el cumplimiento de la ley. Cuando una persona o una familia se siente amada responde por amor haciéndose cargo de la necesidad del prójimo.
Al terminar esta primera parte de su intervención plantea, a quienes acompañan la realidad de las familias, la siguiente pregunta: ¿Qué solemos hacer con las familias que están en la cuneta de la doctrina? ¿Las rechazamos o las acogemos?
En la segunda parte, recogió las aportaciones de la Exhortación Amoris Laetitia: Ser luz para iluminar los problemas y los desafíos de las familias. Comprender la importancia del matrimonio y su realidad. La misión de la Iglesia en este campo es acompañar y cuidar a la familia como sujeto de evangelización en su camino de discernimiento.
Y acabó invitando a acciones concretas: revisar la Pedagogía de la Pastoral Familiar, con una Pedagogía de la escucha: escuchar las voces plurales de las familias con sus esperanzas, cargas y desafíos. Pedagogía de la mirada: contemplar sin miedo. Ver y volver a ver para captar lo no visto en la primera mirada. Mirar con hondura a la persona y conmoverse con su realidad superando la tentación de hacer abstracciones que excluyen al sujeto.
A manera de presupuestos señaló que en la familia está presente el amor y la misericordia de Dios, por lo tanto, toda familia en una Historia de Salvación, una Historia de Amor y, por muy herida que esté, siempre está abierta la posibilidad de crecer.
